viernes, 5 de febrero de 2010

En el camino dejé rastros de sueños,
Dejé lágrimas en cada huella.
Dejé inocencias perdidas,
Candor y besos olvidados.

Cambié entrega por traición,
Di pureza por dolor.
Entregué mi corazón al verdugo,
Creyendo que sería mi refugio.

Dí, una y otra vez…
Deposité sueños en bancos de negreros.
Trabajé duro por un pedazo de cielo,
Y encontré a cambio, el infierno.

Busqué alegría detrás de las espinas,
Y, una y otra vez…
Me devolvieron golpes por caricias.
Caminé descalza sobre fría escarcha,
Creyendo que luego me calentarían sus brazas.

Amé, creí, soñé…
Caminé, tropecé y me levanté,
Pedí perdón y perdoné…
Lloré y reí…

Pero…
Dentro de todo…
Este andar, de subir y bajar…
¡No me arrepiento!

No me arrepiento de seguir y avanzar.
No me arrepiento de volver a confiar.
De volver a creer…
De volver a soñar…
De volver empezar…

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